miércoles, 4 de marzo de 2009

L'HOME ESTÀ CONDEMNAT A SER LLIURE?


El ser humano está condenado a ser libre, porque una vez que está en el mundo, es responsable de todo lo que hace. No importa que lo amen o lo critiquen, lo respeten, lo honren o lo difamen, que lo coronen o lo crucifiquen; porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo.

Hemos hablado y hablamos mucho de la libertad. Quizá es uno de los conceptos más analizados de los últimos siglos, pero también es probable que sea el menos entendido o el más malinterpretado. La libertad es la capacidad del ser humano de dirigir (controlar) los propios actos hacia un fin. En el acto libre intervienen dos facultades del alma: la inteligencia y la voluntad. Basta recordar que la voluntad elige (tras deliberar) lo que la inteligencia le presenta como bien o bajo la forma de bien. Desde luego, y en esto todos coincidimos, ser hombre es ser libre. La capacidad de elegir está inscrita en la psique humana, por eso mismo la posibilidad de perder la libertad atemoriza tanto como perder la vida misma.

Es obvio que no se puede hablar de libertad en sentido unívoco. Existe una libertad que experimentamos cuando no estamos obligados por ningún agente externo y por la cual nos sentimos capacitados para hacer lo que queremos. Pero esta (libertad de) es una concepción negativa de la libertad, pues esta se caracteriza por la autoposesión (dominio) de los propios actos (libertad para). La raíz de la libertad es la voluntad y toda acción volitiva nace del interior del hombre, así decimos que la persona privada de libertad física sigue siendo libre: mantiene la libertad trascendental, que es una libertad constitutiva porque está inscrita en el ser humano por el simple hecho de ser persona. Esta libertad es la apertura a todo lo real, que se deriva de la infinitud de nuestro pensamiento y de la voluntad.

1 comentario:

Jonàs :D dijo...

Si, porque es libre, pese a le encante decorar su existencia con jaulas