L’objectiu de la filosofia es aclarir els pensaments, utilitzant la lògica. La filosofia no dona resultat, sinó que aclareix les preguntes que es fan.
Un títol que posaria a aquest text seria: L’aclariment de la filosofia. La funció de la filosofia segons el text de Wittgensten vol donar una resposta o aclarir aquells conceptes que no sabem. La filosofia es una activitat, cosa que afirma Wittgenstei perquè no s’encarrega d’investigar el coneixement sinó d’entendre les preguntes . La frase que fa referència aquest filòsof fa referència a que ha d’aclarir les proposicions segons la lògica i el llenguatge.
El que defensa l’autor seguint el mètode analiticolingüístic, es que sense llenguatge el món no pot existir, ja que ambdós treballen la mateixa estructura. L’autor juga amb els anomenats jocs lingüístics, amb la lògica del llenguatge perfecte. El seu llenguatge es rigorós i estricte. Wittgenstein defensa que els problemes filosòfics apareixen degut als problemes lingüístics.
Ludwig Josef Johann Wittgenstein nació en Viena el 26 de abril de 1889. Al abandonar a sus abuelos paternos dejó el judaísmo para convertirse al protestantismo, él y su familia se mudaron de Sajonia (Alemania) a Viena, donde el padre de Ludwig, Karl Wittgenstein, ganó fuerza y admiración al volverse uno de los negociantes pioneros de la industria del acero y del hierro del Imperio Austrohúngaro. La madre de Ludwig se convirtió al catolicismo, y luego él la siguió, en encubierto desafío a su padre,[1] aunque al morir no tuvo un entierro católico pues nunca practicó el Catolicismo.[2]
Célebre fotografía de Ludwig Wittgenstein en un grupo que incluye a Hitler en la infancia, en Viena
Ludwig creció como el octavo y último de los hijos de una de las familias más ricas de Viena, donde se le ofreció un ambiente propicio para el arte y la intelectualidad. Sus padres eran aficionados a la música y todos sus hijos tuvieron dotes intelectuales y artísticas. La casa de los Wittgenstein atraía a gente culta, especialmente a los músicos. La familia recibía visitas frecuentes de artistas como Gustav Mahler. Toda la educación musical de Ludwig sería muy importante para él. Incluso utilizó ejemplos musicales en sus escritos filosóficos. Otra no tan afortunada herencia que pudo haber tenido fue la tendencia al suicidio: tres de sus cuatro hermanos varones se quitaron la vida. El otro (Paul Wittgenstein) se hizo pianista.
Wittgenstein mantuvo una posición muy crítica sobre sus colegas filósofos e incluso sobre lo que podían opinar de él otras figuras del ámbito científico. En sus opiniones, como siempre, no se mordía la lengua:
Me es indiferente que el científico occidental típico me comprenda o me valore, ya que no comprende el espíritu con el que escribo. Nuestra civilización se caracteriza por la palabra 'progreso'. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí. (Aforismos. Cultura y valor, 30)
Cuando acabó la Primera Guerra Mundial renunció[1] a los $300 millones de lo heredado de su padre a favor de sus hermanas, con el acuerdo de que nunca le dieran un centavo, no amaba el dinero.
Murió en Cambridge el 29 de abril de 1951, tras negarse a recibir tratamiento médico contra el cáncer que sufría. Se dice que sus últimas palabras fueron: "Diles que mi vida fue maravillosa".
Un títol que posaria a aquest text seria: L’aclariment de la filosofia. La funció de la filosofia segons el text de Wittgensten vol donar una resposta o aclarir aquells conceptes que no sabem. La filosofia es una activitat, cosa que afirma Wittgenstei perquè no s’encarrega d’investigar el coneixement sinó d’entendre les preguntes . La frase que fa referència aquest filòsof fa referència a que ha d’aclarir les proposicions segons la lògica i el llenguatge.
El que defensa l’autor seguint el mètode analiticolingüístic, es que sense llenguatge el món no pot existir, ja que ambdós treballen la mateixa estructura. L’autor juga amb els anomenats jocs lingüístics, amb la lògica del llenguatge perfecte. El seu llenguatge es rigorós i estricte. Wittgenstein defensa que els problemes filosòfics apareixen degut als problemes lingüístics.
Ludwig Josef Johann Wittgenstein nació en Viena el 26 de abril de 1889. Al abandonar a sus abuelos paternos dejó el judaísmo para convertirse al protestantismo, él y su familia se mudaron de Sajonia (Alemania) a Viena, donde el padre de Ludwig, Karl Wittgenstein, ganó fuerza y admiración al volverse uno de los negociantes pioneros de la industria del acero y del hierro del Imperio Austrohúngaro. La madre de Ludwig se convirtió al catolicismo, y luego él la siguió, en encubierto desafío a su padre,[1] aunque al morir no tuvo un entierro católico pues nunca practicó el Catolicismo.[2]
Célebre fotografía de Ludwig Wittgenstein en un grupo que incluye a Hitler en la infancia, en Viena
Ludwig creció como el octavo y último de los hijos de una de las familias más ricas de Viena, donde se le ofreció un ambiente propicio para el arte y la intelectualidad. Sus padres eran aficionados a la música y todos sus hijos tuvieron dotes intelectuales y artísticas. La casa de los Wittgenstein atraía a gente culta, especialmente a los músicos. La familia recibía visitas frecuentes de artistas como Gustav Mahler. Toda la educación musical de Ludwig sería muy importante para él. Incluso utilizó ejemplos musicales en sus escritos filosóficos. Otra no tan afortunada herencia que pudo haber tenido fue la tendencia al suicidio: tres de sus cuatro hermanos varones se quitaron la vida. El otro (Paul Wittgenstein) se hizo pianista.
Wittgenstein mantuvo una posición muy crítica sobre sus colegas filósofos e incluso sobre lo que podían opinar de él otras figuras del ámbito científico. En sus opiniones, como siempre, no se mordía la lengua:
Me es indiferente que el científico occidental típico me comprenda o me valore, ya que no comprende el espíritu con el que escribo. Nuestra civilización se caracteriza por la palabra 'progreso'. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí. (Aforismos. Cultura y valor, 30)
Cuando acabó la Primera Guerra Mundial renunció[1] a los $300 millones de lo heredado de su padre a favor de sus hermanas, con el acuerdo de que nunca le dieran un centavo, no amaba el dinero.
Murió en Cambridge el 29 de abril de 1951, tras negarse a recibir tratamiento médico contra el cáncer que sufría. Se dice que sus últimas palabras fueron: "Diles que mi vida fue maravillosa".
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